Muchas veces, los médicos utilizan los estudios de laboratorio para diagnosticar, dar tratamiento o seguimiento a un paciente por medio de las órdenes médicas comúnmente conocidas como recetas.
Las principales razones para solicitar exámenes de laboratorio a un paciente son las siguientes:
1) Para confirmar una sospecha clínica o establecer un diagnóstico. Por ejemplo, la determinación de glucosa en sangre en el caso de la diabetes y la investigación de anticuerpos para el VIH.
2) Para descartar una enfermedad o un diagnóstico. Ejemplo de ello sería solicitar la medición de la subunidad beta de la gonadotrofina coriónica para excluir un embarazo ectópico en una mujer enferma con dolor abdominal agudo.
3) Para establecer información pronóstica. Conocer cómo se emplean los niveles de TGO y TGP en el suero para establecer la gravedad de una hepatitis.
4) Para el seguimiento de la respuesta terapéutica. Un ejemplo sería medir la prolongación del tiempo de protrombina para ver la capacidad de coagulación de un paciente. En el caso de algún tratamiento que se esté brindando al paciente, es importante conocer si éste está funcionando, si es necesario cambiarlo o adecuarlo.
5) Para detectar algunos padecimientos en ausencia de sospecha clínica. Son ejemplo de ello las pruebas prenupciales (HIV, VDRL), así como las de tamizaje metabólico en los recién nacidos. Si no se tiene ningún tipo de síntoma, problema en el paciente o razón que pueda indicarnos la presencia de alguna enfermedad que aún está en proceso de desarrollo.